Santander tiene caminos que son únicos, tan únicos como su paisaje y su historia. Uno de los más importantes del país, el llamado Camino Real de Oriente, fue una de las sendas intervenidas por el inmigrante y comerciante alemán Geo Von Lengerke y enlazaba poblaciones como el Socorro, Cabrera, Barichara, Guane y Zapatoca, que al ser estaciones en la ruta comercial tuvieron gran importancia.
Y aunque la ruta que describiremos en realidad iniciaba en la colonial población de Cabrera, para efectos de esta nota iniciaremos nuestro recorrido en Barichara, por ser de más fácil acceso gracias a su cercanía con San Gil.
Acompáñenos en esta ruta a lo largo de una travesía por el corazón de nuestra geografía, en un apasionante recorrido por las sendas del alemán Lengerke, que inicia en Barichara, continúa a Guane y, tras la reconstrucción del antiguo Puente de Los Rueda sobre el río Suárez, prosigue hasta Zapatoca: dos de las más bellas poblaciones de Santander unidas por un Camino Real.
Foto: Plano de San Gil a Cabrera y Barichara
Hacia Barichara…
Queriendo desandar los pasos de aquellos pioneros que crearon las rutas comerciales entre el centro y oriente del país, iniciaremos en San Gil como punto de partida hacia muchas rutas turísticas de Santander, entre ellas a Barichara, a través de dos opciones:
POR CABRERA…
Si se trata de recorrer caminos reales, lo ideal sería haber iniciado la ruta en Cabrera, una pequeña pero encantadora y conservada población de ambiente colonial, adonde llegaba el Camino proveniente desde el Socorro. Para ir a Cabrera puedes tomar el desvío que encontrarás a la salida de San Gil hacia Barichara, y a una hora de camino por carretera destapada pero transitable llegarás a este pueblo muy tranquilo, preservado y auténtico.
Parque principal de Cabrera y su Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Es por el estilo de Guane, con calles empedradas, antiguas casonas con paredones en tapia pisada, techos en vieja teja española y un rasgo muy característico de esta zona de Santander: cercas en piedra, con viejos portones en madera, que le dan un aire muy evocador. Desde Cabrera puedes tomar el Camino Real que conduce hacia Barichara, apto para caminantes de fisico promedio. Es una senda de la que se conserva un tramo d de su empedrado original, y partes que se han deteriorado pero son transitables. Aunque vale la pena asesorarse de los pobladores para no extraviarte.
O bien puedes devolverte hacia San Gil para retomar la vía pavimentada hacia Barichara. Luego de una hora por vía pavimentada en muy buenas condiciones llegaremos al considerado como…
El pueblito más lindo de Colombia
Barichara, perteneciente a la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia.
Tanto se ha dicho y escrito acerca de su cuidada arquitectura colonial, con grandes casonas de un solo piso, de fachadas blancas, gruesos paredones en bahareque y tierra pisada, con puertas verde olivo y techumbres en teja española, que contrastan con iglesias como la catedral de la Inmaculada Concepción, totalmente construidas en piedra… La misma piedra de tono amarillo u ocre que recubre sus calles y elevados andenes, que ha servido como material de construcción en bellos proyectos urbanísticos de poblaciones de Santander y departamentos vecinos, y como material para sus reconocidos artesanos talladores de piedra o “picapiedreros”.
Calle colonial de Barichara
Muchos son los planes y actividades que podemos hacer en Barichara. Caminarla, fotografiar sus preservadas calles y casonas, que parecieran haberse detenido en el tiempo, disfrutar su infraestructura turística que ha evolucionado al compás de los tiempos modernos, y es así como ya encontramos restaurantes con exquisita gastronomía entre típica y fusión, encantadores hoteles boutique y acogedores bares para pasar una buena noche al abrigo de un clima casi perfecto.
En lo que nos concierne al Camino, proseguiremos nuestra marcha hacia Guane…
El Camino Real a Guane
Para continuar nuestra travesía emprendemos el descenso hacia Guane, ya sea a 20 minutos por carretera en buenas condiciones, o a pie por el Camino Real de Lengerke, declarado Monumento Nacional en 1977 y restaurado por el INVIA en 1988, cuyos 5 Kms. se pueden recorrer en menos de dos horas a un paso aceptable para cualquier citadino de condición física normal. El camino empedrado se encuentra en buenas condiciones, con algunos pasos defectuosos a la salida de Barichara.
El Camino Real de Barichara a Guane es recorrido por numerosos visitantes, incluso extranjeros, como los dos ciudadanos alemanes de la foto.
Aunque el recorrido es en descenso, el calor puede ser agobiante y no encontraremos mucha sombra, pues escasean los árboles y sólo veremos pequeños arbustos, propios del entorno semi-árido del Cañón. En tiempos de Lengerke, hacia finales del siglo XIX el Camino rebosaba vida, abundaban las posadas que ofrecían comida y techo a los viajeros, aliviando la dureza del camino y el rudo entorno, siendo recorrido por peregrinos y sus recuas de mulas con la carga que transitaba entre las poblaciones y provincias vecinas, y hacia Zapatoca en busca de los puertos fluviales sobre el río Sogamoso. Por ello, no sobra el agua que pueda llevar, no es fácil conseguirla ya que el recorrido es muy silencioso y tranquilo, pero solitario pues nos cruzaremos con muy pocos pobladores y caminantes.
Y así, siempre acompañados de una espectacular vista hacia el Cañón del Suárez y las lejanas poblaciones de Galán y La Fuente al otro lado del río, llegaremos al pequeño y más típico aún poblado de Guane.
Guane, una cita con el pasado
A decir verdad, el hoy pequeño y alejado poblado de Guane tuvo tanta importancia como Barichara, pues era la última estación del Camino antes de proseguir hacia Zapatoca. Fue un importante municipio de esta ruta comercial hasta 1.888 cuando fue anexado como corregimiento de Barichara. Bajo un clima cálido y seco, pero suavizado por las frescas brisas del río Suárez, podemos hacer un recorrido por el pequeño casco colonial de 12 manzanas aproximadamente, con sus antiguas casonas y empedradas calles tan preservadas o más que la misma Barichara, como detenidas en el tiempo. Enviados desde las cercanas provincias, aquí vivieron los últimos aborígenes de la etnia guane, hasta perderse su rastro casi por completo.
Iglesia de Santa Lucía en Guane
Guane es en sí mismo como un pequeño museo, pues abundan a su alrededor los vestigios de rocas milenarias y fósiles de animales marinos, como las llamadas “piedras enmochiladas” y ammonites, testigos mudos de tiempos prehistóricos cuando el mar cubrió estas tierras. Este apasionante pasado geológico se puede apreciar con detenimiento en el Museo Arqueológico y Paleontológico, donde al igual se conservan cerámicas, collares y otros objetos de los indígenas Guanes.
Sería imperdonable no degustar el tradicional sabajón, el “Baileys” criollo, como algunos le llaman coloquialmente, producido en varias fábricas artesanales. Con whiskey, aguardiente, piña, tres leches, arequipe, leche de cabra, etc, entre otras numerosas preparaciones, unas copas con hielo picado serán el perfecto refresco para una calurosa jornada.
Cumplido este encuentro con la historia, continuamos nuestra ruta, tras los pasos de Lengerke.
El camino hacia el Suárez
Aunque no está tan preservado como el trayecto de Barichara a Guane y en varios trayectos ya se perdió el empedrado, el Camino Real continúa su descenso. Nuevamente, no sobra abastecernos de abundante agua, pues son dos horas de camino bajo cálidas temperaturas, por una senda aún más solitaria hasta llegar al río Suárez.
Camino Real de Barichara a Guane
Si desea bajar hasta el puente en vehículo, solo es recomendable en campero ó 4×4 pues hay una vía pero muy estrecha, totalmente destapada e irregular. Y valga recordar que el único paso disponible para atravesar el Suárez es para caminantes, entonces deberá retomar el duro ascenso de regreso hacia Guane.
Al llegar a la ribera del río aún se observan los imponentes torreones en piedra, testimonio y último vestigio del legendario puente de Los Rueda que permitía el paso sobre las caudalosas aguas, única ruta de salida del sur de Santander hacia Zapatoca y de allí hacia los puertos fluviales sobre el Sogamoso. Construido por Lengerke e inaugurado en 1872 por el General Solón Wilches, presidente del Estado Soberano de Santander, esta majestuosa obra perduró hasta 1964 cuando, agobiado por el paso de una excesiva carga de ganado y tras décadas sin mantenimiento y cuidado, colapsó sobre las aguas del Suárez.
Gracias al empeño de muchas asociaciones de caminantes y queriendo revivir tan gloriosa época del Camino Real que unía a Guane con Zapatoca, las alcaldías de varios municipios cercanos y el Fontur tomaron la labor de reconstruir este activo histórico.
Los nostálgicos del pasado hubiésemos querido la reconstrucción del puente, fiel a su forma y estilo original, sobre sus dos macizos torreones originales, pero el grave daño sufrido por uno de ellos lo impidió. A cambio, más allá de historias y añoranzas, a su lado un estilizado puente colgante peatonal de 96 mt. de longitud ha restaurado la comunicación, restableciendo la red de senderos empedrados para delicia de los excursionistas. Eso sí, hay que recordar que solo es para caminantes, no hay paso vehicular. Y si pasas con tu bicicleta, igual no podrás recorrer el camino, muy rudo, empinado y empedrado. Para vehículos y bicicletas está la vía por Galán.
El camino del Suárez a Zapatoca
Los amantes de las caminatas encontrarán en este camino un perfecto desafío, pues se trata de 18 Kms. de ascenso, para casi 8 horas entre medio y alto esfuerzo rodeados del imponente paisaje del Cañón del río Suárez y enlazando dos de las poblaciones más bellas de Colombia: Barichara y Zapatoca.
Vista desde Guane con el recorrido aproximado del Camino Real, hasta el río y desde allí hacia Zapatoca
Gracias a la iniciativa de Fabio Calderón, líder comunitario de la región y otros vecinos, de caminantes como el Arq. Gilberto Camargo Amorocho, empecinados en la preservación del patrimonio histórico de los caminos de Santander, y el apoyo de Oscar Rueda García, ExViceministro de Turismo, se logró la restauración del original camino empedrado. Sumado a la construcción del nuevo puente, esto ha restablecido el Camino Real y hoy en día podemos desandar los pasos de Lengerke, los arrieros y viajeros que recorrieron estas sendas desde finales del Siglo XIX.
Pero si llegaste en vehículo o bicicleta, deberás devolverte a Guane, y de allí hacia Barichara para buscar el camino hacia el río Suarez…
Del río a Zapatoca en auto o bicicleta
Sobre la vía de Guane hacia Barichara, a mitad del recorrido encontraremos un desvío que por un carreteable destapado nos conduce hacia la ruta a Galán. Este camino es transitable y empleado por todos los habitantes de la región, pero no es apto para todo tipo de vehículos siendo preferibles de doble transmisión, camionetas, camperos o vehículos de buena altura sobre el suelo. Aunque se ven vehículos “normales” como Sprint, Renault 9 y otros, pero pueden sufrir por la rudeza del camino. Esta es la vía que se emplea como opción en caso de imprevistos, como los cierres de la vía principal entre San Gil y Bucaramanga, por temporadas invernales. No en vano fue la única ruta en su momento, que permitía el paso desde Berlín, sobre la actual vía central Bogotá-San Gil, hacia Hato, Palmar, Cabrera, Zapatoca, San Vicente y Barrancabermeja.
Antes de llegar al puente sobre el río Suárez, un ramal nos permite llegar a Cabrera, si deseamos. O proseguimos la ruta hasta llegar al caudaloso río, donde el antiguo puente conocido en la región como “Punteadero”, permite el tránsito hacia Galán.
Puente Eduardo Santos, o «Punteadero», sobre el río Suárez. Las fotos fueron tomadas antes de una reciente restauración y mantenimiento al puente y la vía,m auqe ensececia la estuctura permanece similar.
Inaugurado por el presidente Eduardo Santos en 1942, a pesar de haberse reformado casi en su totalidad aún lleva su nombre. Tras una reciente restauración del puente y algún mantenimiento a la vía, que permanece destapada pero transitable, proseguimos la ruta hacia Galán.
Iglesia San José, de Galán
Poco después de pasar el puente encontraremos una estación de servicio. De allí el camino continúa destapado pero en mejores condiciones hacia Galán, tranquila población de esencia rural que aún conserva algunos rasgos coloniales. Infaltable, una vuelta por su apacible parque principal y entrada a la bonita Iglesia de San José, para luego caminar por los alrededores. Las tierras no son muy fértiles, no se ven muchos cultivos pues el terreno es algo árido y seco, pero no por ello el paisaje deja de ser bonito y tranquilo. Igual que en Cabrera, son frecuentes los grandes portones y cercas en piedra.
De allí continuaremos hacia el corregimiento de La Fuente, donde ya se aprecian rasgos de la identidad arquitectónica de Zapatoca, como las casas de aleros, teja española y las cubiertas de los contadores pintadas de vistosos colores.
Parque principal e Iglesia de La Fuente, corregimiento de Zapatoca
Hay algunos balnearios cerca a La Fuente, y si hay algo de tiempo, los pobladores le indicarán cómo llegar para darse un refrescante chapuzón antes de continuar.
A decir verdad, este ha sido un recorrido muy tranquilo, sin mucho por hacer en cuanto a aventura, ya que casi todo es contemplación, admirar la naturaleza en pleno, la inmensidad del Cañón y sus montañas, con solitarios y silenciosos parajes. Aunque valga aclarar, como nuestra travesía fue entre semana, tal vez por eso Galán y La Fuente se vieran muy solitarias. Los fines de semana estos pueblitos, como casi todos los de Santander, tienden a ser más dinámicos y llenos de vida.
Eso sí, toda la ruta es una delicia para caminantes y ciclomontañistas, incluso extranjeros, como un noruego a quien nos encontramos en el camino, y acostumbra venir periódicamente a Colombia con su bicicleta, solo para disfrutar de los recorridos por nuestras montañas. Seducidos por la tranquilidad de estos parajes, y siempre acompañados por la infaltable vista hacia la imponencia del Cañón del río Suárez, nos acercamos a nuestro destino, Zapatoca.
En la ciudad del Clima de Seda…
Finalmente, hemos llegado al final de la ruta, y al igual que lo hiciese Lengerke cuando llegó aquí para nunca más partir, Zapatoca continúa seduciendo al visitante por la tranquilidad que se respira, acentuada por su agradable “clima de seda”, como se le ha llamado a su agradable temperatura media de 19ºC matizada por frescas brisas.
Calle Lengerke, de Zapatoca, que conduce hacia el antiguo cementerio donde reposan los restos de aquel inmigrante alemán.
Porque, mientras muchos pueblos turísticos de Santander le han apostado fuertemente a las actividades de aventura, Zapatoca continúa aferrada a la serenidad que la ha convertido en un perfecto destino de descanso, de tranquilas y apacibles calles, en una calma casi tensionante, con sus fachadas de zócalos decorados por macetas con hermosas flores colgantes. Es el corazón de los caminos reales construidos por el alemán Geo Von Lengerke, cuyos restos reposan en el antiguo camposanto.
Y aunque no es tan colonial como Barichara, su tranquilidad y orden le han merecido el cariño de muchos santandereanos y colombianos que ya se extrañan del porqué no haya sido incluido aún dentro de la red de Pueblos Patrimonio.
Y finalizando nuestra travesía, de aquí podemos emprender camino hacia Girón y Bucaramanga, descendiendo nuevamente por las entrañas de un Cañón, esta vez del Sogamoso y a 2 horas por carretera pavimentada casi en su totalidad. De Zapatoca nos ocuparemos en otro relato, pues hasta aquí llega nuestra aventura por ese Santander de los caminos reales, de la leyenda de Lengerke, por bellos pueblos, ríos, cañones y montañas plenos de naturaleza e historia.