A tan solo 45 minutos de San Gil, todos los que recorremos la vía central que comunica a Santander con el centro del país pasamos siempre por Oiba, pero muy pocos son los que imaginan las sorpresas que aquí se pueden encontrar. Muchos viajeros pasan de largo y se pierden de conocer una bella población que guarda encantadoras sorpresas para los visitantes, pues solo con desviar de la ruta y a tan solo dos cuadras, transitando por una hermosa y empedrada “Calle del comercio”, llegaremos al parque principal del llamado “Pueblito Pesebre”, por sus tranquilas calles y su bonita arquitectura. 

 

 

Del ruido y congestión de camiones y buses, en cuestión de minutos pasamos a la tranquilidad de este hermoso pueblo de ambiente colonial. Es de destacar su Iglesia San Miguel Arcángel, pequeña pero muy bonita -como en casi todo pueblito santandereano-, construida en piedra labrada y con un hermoso retablo en laminilla dorada. A su lado, el Palacio Municipal, con su original diseño arquitectónico complementa un conjunto visual muy agradable.

Vista desde la Calle del Comercio hacia el parque y la bella iglesia de Oiba.

Iglesia San Miguel Arcángel. Al lado, la sede de la alcaldía municipal.

¿Y quién no ha visto en alguna tienda de artesanías de Colombia alguna de las ya clásicas miniaturas de capillas, iglesias o pequeñas fachadas de casitas campesinas? Pues bien, muchas de ellas provienen de los talleres de artesanías en caolín de Oiba, donde siguiendo técnicas ancestrales aún se producen y venden al público estas creaciones, que están entre las manualidades más características de Santander. Todo ello gracias a las canteras cercanas de donde se extrae la materia prima para la industria y para los mismos talleres, que se encuentran a lo largo de la vía, especialmente a la salida del pueblo.

Artesanías en caolín, miniaturas de iglesias y fachadas típicas de Santander, elaboradas en las fábricas a la salida de Oiba, con material extraído en las canteras cercanas.

Además de una visita a estas fábricas y tiendas de artesanías, y caminar por algunas de sus calles recubiertas en lajas de piedra amarilla bien vale la pena darse una vuelta por el pequeño sector colonial del pueblo, con encantadores detalles como el singular puente de su Escuela Normal Superior, en la esquina del parque.

En una de las esquinas del parque principal se encuentra la Escuela Normal Superior de Oiba, que presenta este curioso paso elevado.

En muchas fachadas se presentan estos bonitos detalles típicos de los pueblitos antioqueños y del eje cafetero, con coloridas puertas y ventanas.

Oiba no se queda atrás en cuanto a naturaleza y aventura, con sus Cascadas de Chaguatá, donde se practica el rappel y torrentismo, a treinta minutos por camino carreteable y luego de otra caminata de 15 minutos.

Una vez hemos conocido el Pueblito Pesebre, retornaremos por la misma Calle del Comercio a la vía central para tomar, casi al frente y al otro costado, el ramal que nos conduce hacia Guadalupe.