Cuando transitamos desde el interior de Santander y sus provincias como la Comunera hacia el centro del país pasamos por un caserío conocido como Vado Real. De allí se desprenden dos ramales, uno de los cuales comunica hacia Suaita, y el otro hacia Gámbita.
Ahora nos dirigimos hacia esta última, por una vía perfectamente pavimentada hasta llegar en 40 minutos a nuestro destino. También podemos llegar desde Arcabuco o Paipa, aunque es un recorrido más largo. Pero cualquiera sea la ruta elegida bien vale la pena.
En el dialecto de nuestros ancestros guanes, Gámbita significa “tierra de las flores”… “que adornan con su donaire a mi tierra Santander”… Esa pequeña estrofa del himno de este municipio describe la abundante naturaleza que encontraremos desde la entrada por el ramal de Vado Real a lo largo de 28 Km. al abrigo de un agradable clima templado, la frescura de las verdes montañas, el arrullo de las aguas de numerosos afluentes, y el suave aroma de cañaduzales y pequeños trapiches, unos artesanales, otros más tecnificados, donde se extrae la panela, importante actividad económica de esta fértil región.
Gámbita es de esencia netamente rural pues hasta ahora inicia su nacimiento al turismo, y aunque no conserva el ambiente colonial de otras poblaciones de Santander es muy tranquila y auténtica, y punto de partida para emocionantes recorridos ecológicos a través de una región muy extensa.
No puede faltar un tranquilo recorrido que nos llevará al parque principal y su bella Parroquia de Santa Bárbara, frente a un parquecito con un busto en homenaje a un muy querido hijo del terruño: el recordado maestro Luis A. Calvo.
Sobre la montañosa geografía de la cordillera oriental, Gámbita tiene una enorme riqueza natural gracias a la cercanía del Parque Nacional Natural Guanentá Alto Río Fonce y su inagotable riqueza hídrica, que le convierte en un paraíso ecoturístico. A 210 Km. de Bogotá y 204 Km. de Bucaramanga, equidistante entre ambas ciudades y con accesos desde Santander y Boyacá, este rincón de la geografía nacional guarda un verdadero tesoro de hermosos paisajes que merecen ser conocidos, ideales para la práctica de cabalgatas, caminatas ecológicas y actividades de aventura.
Gracias al empeño de hijos de la región que le han apostado al desarrollo de la mano del turismo, encontraremos buena oferta hotelera, como el Hotel Campestre María Fernanda desde donde guiarán al visitante a conocer los principales atractivos. Es importante saber esto pues la región es muy extensa, y dificilmente podremos llegar a nuestros destinos si no contamos con la guianza de algún conocedor. Encontraremos cascadas, ríos, cavernas, montañas, exuberante vegetación y mucha naturaleza en su más pura expresión, tanta que no podrá conocerse en un solo día. Eso lo quiso comprobar personalmente una de las más queridas celebridades de nuestra televisión. Fue muy grato para Gámbita y Santander el haber sido anfitriones de un personaje de la calidad humana de Pirry, quien durante 4 días decidió conocer de primera mano si tanta maravilla podía ser cierta.
Veamos a continuación algunos de los más reconocidos…
Manto de la Vírgen
Saliendo del casco urbano de Gámbita, a casi 10 Km. sobre la vía que conduce hacia Paipa se encuentra la Cascada el Manto de la Virgen, creada por múltiples hilos de agua que desde una altura de casi 200 mts. se precipitan sobre las rocas, generando una majestuosa vista. Esta sucesión de cascadas es una de las caídas de agua más bellas del país. En temporadas recibe tanto caudal que cubre totalmente las rocas, y en su prolongada caída levanta una neblina que cubre el paisaje, pareciendo el velo de una Vírgen, por lo cual recibe su nombre.
Cañón de la Hondura
Cerca al Manto de la Virgen se encuentra este paisaje que, guardadas proporciones, nos invita a recordar una de las grandes maravillas de Santander, el Cañón del Chicamocha.
Cueva del Choco
A treinta minutos de Gámbita, esta caverna es ideal para quienes se inician en el mundo del espeleísmo pues su nivel de dificultad es mínimo, para cualquier citadino, y su recorrido es corto pero con todos los ingredientes de la aventura en el mundo subterráneo. Se compone de dos secciones, conectadas por un cristalino afluente que recorre el lecho de ambos tramos. El agua que fluye entre sus paredes calcáreas ha labrado espectaculares estalactitas y estalagmitas a lo largo de miles de años.
El tanino de los robledales
Debido a que muchos de los ríos y arroyos que recorren la región provienen del Parque Nacional Guanentá Alto Río Fonce, en límites con Charalá y Encino, sus aguas se tiñen de un tono ocre o rojizo debido a la presencia de taninos, tintes naturales provenientes de las raíces de los robles que se conservan en dicha reserva natural.
Cascada La Humiadora
En la vereda Castame, A 1 hora y treinta minutos de Gámbita, por carretera destapada, apta para camperos o vehículos 4 x 4 llegaremos a La Cascada La Humeadora (o Humiadora), llamada así por la enigmática cortina de humo que le envuelve, generada por el volumen de sus dos caídas de rojizas aguas, sobre el curso del río Coruntunjo. Es impactante la visión de las caudalosas cascadas, en especial por su color ocre, que parecieran turbias, como de un torrentoso río crecido, pero no es así. Al contrario, al igual que muchos ríos de la región, son aguas de gran pureza y hasta con propiedades medicinales pues tal color de «cerveza rubia», o como un río de té, se lo dan los taninos o tintes naturales provenientes montaña arriba desde el Parque Natural de Virolín, donde las raíces de los robles aportan esta tonalidad.
Aguas arriba de la Humiadora se encuentra el Pozo de la Vieja, lugar ideal para aquellos que les gusta el salto al vacío. Su bella playa, La Roca, es otro sitio que invita al visitante a un momento de meditación, al conjugar el sonido del agua al caer con el verde del paisaje.
Cascada de los Aviones
Con algo más de 60 mt. de altura, es ideal para los aventureros amantes del torrentismo, para luego de un refrescante baño practicar el canyoning en su quebrada aguas abajo. Y así como esta cascada encontraremos muchas otras caídas de agua de diferente alturas y caudal, para todos los gustos y niveles de adrenalina pues tal es la cantidad de arroyos y quebradas que recorren la región.
Cascada La Marmajita
Cascada Arco Iris
. . . . .
Agradecemos especialmente a Victoria Eugenia Lamo Torres y al Hotel Campestre María Fernanda por suministrar las fotografías de la visita de Pirry, y abundante material gráfico de las maravillas naturales de Gámbita.
. . . . .
Luis A. Calvo, el “Maestro de los Intermezzos”
Capítulo aparte, Gámbita no se queda solo en naturaleza y aventura, pues también es cultura y folclor. Por ello titulamos así este relato, pues es la orgullosa cuna del gran compositor Luis Antonio Calvo.
De origen muy humilde, surgió de la pobreza y sin oportunidad alguna para recibir formación musical, desarrollando de forma innata una refinada habilidad para ejecutar instrumentos como el violín, piano, violonchelo y bombardino, entre otros, con tal mérito propio que finalmente fue invitado a pertenecer a la Academia de Música.
Nunca se sabrá hasta dónde hubiera llegado en su fulgurante carrera como compositor, truncada por la enfermedad de Hansen, que lo llevó a recluirse en el Lazareto de Agua de Dios. Allí compuso la mayor parte de su prolífica obra hasta el momento de su fallecimiento, injusto final para una vida virtuosa pero transcurrida entre la pobreza, la tragedia y el destierro.
Este virtuoso compositor es considerado uno de los más importantes en el ámbito musical de Colombia y trascendió las fronteras nacionales, siendo tan valorado a nivel internacional que sus obras fueron reproducidas en conciertos en París, grabados por la BBC de Londres.
Él fue el músico que mejor interpretó la sensibilidad de nuestro pueblo. Es el lenguaje de los árboles que se abrazan en los caminos, de las ventanas viejas que se abren en la noche trayendo el recado de los enamorados en las serenatas. Es la voz llena de ternura de los hogares colombianos. Y aunque el inclemente paso de los años desvanezca la memoria de los hombres ilustres, subsiste su legado en las notas de elegantes composiciones musicales en diversos géneros, tanto colombianos como de otros países… Danzas, himnos, canciones, bambucos, valses y hermosas piezas que perduran con el paso de los tiempos.
Como mínimo y justo homenaje a su memoria y obra, en Gámbita, su tierra natal, se celebra cada año en el mes de agosto el Festival Nacional de Música Luis A. Calvo.
Así como en Bucaramanga, donde en noviembre, en la Universidad Industrial de Santander se celebra el Festival Luis A. Calvo de Música Andina Colombiana, y cuyo auditorio principal lleva su nombre como homenaje al insigne compositor santandereano, “El Maestro de los Intermezzos”.