Desde Vado Real, un reconocido paraje sobre la vía central que comunica a Santander con el centro del país, un ramal nos conduce en veinte minutos por vía pavimentada hasta Suaita, “Jardín del Sol”, porque eso traduce su nombre en dialecto guane. Y al llegar lo primero que nos puede asombrar -como en casi todas las poblaciones de Santander- es su imponente Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, de elevadas torres y cúpulas “encebolladas”, de estilo bizantino, frente a su parque principal con elevadas palmeras. Alí cerca nos sorprenderá la moderna edificación del Centro Cultural, donde también se encuentran la Biblioteca, Auditorio Principal y las oficinas del Concejo Municipal.
Imponente iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, frente al parque principal de Suaita.
En el moderno Centro Cultural se encuentran además la Biblioteca, el Auditorio Principal y las oficinas del Concejo Municipal de Suaita.
No sobra un recorrido adicional por las calles de esta población que, a pesar de su fuerte esencia rural, empieza a hacer notar el interés de sus pobladores por mostrar un rostro amable al turismo, decorando las fachadas con macetas de coloridas flores.
Este es el punto de partida hacia un recorrido con mucha naturaleza e historia, en el corregimiento de San José de Suaita, que en su momento tuvo mayor importancia pues, como veremos más adelante, aquí se sentaron las bases de la gran agro industria nacional. Si no tienes vehículo en el parque principal o en la plaza de mercado encontrarás los camperos que te pueden llevar, luego de una hora por vía en buenas condiciones.
Vista de San José de Suaita, en la esquina inf. derecha se alcanzan a apreciar parte de las antiguas instalaciones de la Fábrica de Hilados y Textiles.
Es de destacar el empeño de algunos habitantes de la región por impulsar el turismo, como Johan Cruz, un empresario de la hotelería a quien agradecemos su atención y guianza para conocer la región: como operador turístico incluso recoge personalmente a grupos de visitantes y aventureros en Vado Real para conducirlos hasta San José de Suaita, y desde su Hotel San Gabriel llevarlos hacia maravillosos recorridos ecoturísticos.
Los albores de la gran industria nacional
San José de Suaita es en la actualidad un corregimiento de Suaita, pero en su momento tuvo mayor importancia, siendo pionero de la gran industria en el despertar de la república, con factorías de algodón, hilados y tejidos, licores, chocolates y muchas otras industrias que entraron por la vía que comunicaba el norte de Colombia con la capital del país. A los molinos de trigo y maíz, y el chocolate de mesa, seguiría la creación de la “Fábrica de Hilados y Textiles de San José de Suaita”, fundada en 1.908 por la familia del Gral. Lucas Caballero, héroe de la Guerra de los Mil Días, con socios franceses y belgas adquiriendo tal importancia que fue denominada “cuna de la industrialización”, con la mayor concentración de desarrollo en el oriente colombiano hacia la década de los 20.
Este complejo agroindustrial incluso contó con ingenio azucarero, destilería y molinos de café y cacao. Pronto surgieron disputas con los socios europeos, lo que impidió la modernización de máquinas y productos; a ello se sumó el aislamiento vial y las dificultades para la llegada de equipos y materias primas, pues la ruta de entonces, un camino de arriería, entró en desuso siendo reemplazada por la actual vía central. La suma de estos factores gradualmente implicó la quiebra de la factoría, que cerró sus puertas finalmente en 1981.
Cerca a las ruinas de la antigua Fábrica de Hilados y Textiles de San José de Suaita aún perdura el busto en homenaje a su fundador, el Gral. Lucas Caballero.
Unas ruinas cada día más derruidas contrastan con tal esplendor, solo subsisten los recuerdos y muros en deterioro, mudos testigos de la grandeza de un pasado glorioso. Quienes fueron testigos y vivieron tales épocas de prosperidad no dejan morir sus recuerdos, que aún perduran allí cerca, en el Museo del Algodón y Fábricas de San José de Suaita donde su anfitrión, entre orgullo y nostalgia exhibe a los visitantes los telares, antiguos equipos que un día hilaron el progreso de San José de Suaita y muestras de productos que quedaron como mudos testigos de tiempos mejores.
Las bonitas y bien cuidadas instalaciones del Museo del Algodón y la Fábrica exhiben con orgullo los antiguos equipos que quedaron como mudos testigos del progreso.
El Salto de los Caballeros
Luego de pasar por las instalaciones de la antigua factoría, un camino destapado nos conduce a 3 Km. hacia una maravilla natural, orgullo de la región y una de las más imponentes cascadas de Colombia: El Salto de los Caballeros, “bautizado” así precisamente en honor al apellido de la familia fundadora de la fábrica.
Esta majestuosa caída de agua, con varios escalones y una altura total de 120 m. se divisa desde lo lejos, y su gran caudal de agua, en especial en temporadas invernales la convierten en una de las más espectaculares del país.
A lo lejos ya se divisa la imponente caída de agua del Salto o Cascada de los Caballeros.
Allí podremos disfrutar de baño en una piscina natural en la base de la cascada, para luego tomar un sendero que en un inolvidable recorrido, pasando incluso tras el torrente de agua, nos lleva inicialmente hasta un escalón intermedio, y luego hasta la parte superior del salto. Desde este punto podemos disfrutar de una espectacular vista hacia la región, eso sí, tomando las debidas precauciones al asomarnos a tal altura pues no hay barreras de protección. Luego iniciaremos la caminata a través del arroyo que le da origen a la cascada, y tras unos 20 minutos de recorrerlo llegaremos al Pozo del Cura, cuyo lecho es una laja de piedra, ideal para un refrescante baño.
Dividida en varios escalones, la cascada en total es una caída de agua de casi 120 mt. de altura, una de las más espectaculares del país.
Un camino nos permite ascender por la montaña, recorriendo incluso por detrás de la caída de agua.
Este es un escalón intermedio de la cascada, previo a la cima.
Desde la parte superior del salto, podemos apreciar una hermosa vista de los alrededores.
Recorriendo el pequeño arroyo que origina la cascada llegaremos hasta el Pozo del Cura, donde podemos disfrutar de un refrescante baño.
Hacia las Gachas…
Suaita y Guadalupe comparten límites, por lo tanto, si continuamos por el mismo camino que nos ha traído desde las ruinas de la factoría hacia el Salto de los Caballeros, una vía destapada nos llevará hasta Las Gachas, el balneario natural orgullo de Guadalupe. Aunque valga aclarar que el camino presenta unos sectores en malas condiciones y en temporadas invernales estos tramos son muy rudos y casi intransitables para vehículos normales.
Desde San José de Suaita podemos emprender un inolvidable recorrido hacia otro maravilloso paraje, como es el Cañón del Alférez Real, que se encuentra en límites con el municipio de La Aguada, perteneciente a la provincia de Vélez. Allí disfrutaremos de un refrescante baño recorriendo un estrecho cañón de verticales muros en roca, a través del cual fluye un arroyo de aguas cristalinas, maravillosa aventura que describiremos en otro relato.
A todo momento de nuestra estadía nos acompañará la verde y abundante vegetación que ventila el día y refresca las noches, brindándonos una muy agradable temperatura. Este ha sido en breves líneas un relato de la estadía en una región fértil y tranquila, con gente maravillosa y laboriosa que sigue en sus faenas cultivando los frutos de esta tierra cargada de historia y naturaleza.